Época: Barroco9
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1700

Antecedente:
Flandes bajo el signo de Rubens

(C) Antonio Martínez Ripoll



Comentario

Sumamente aficionados a la pintura, como sus paisanos del Norte, los flamencos solicitaron incansablemente de sus pintores cuadros para decorar sus casas. Junto a los retratos y las grandes telas con temas religiosos, históricos o mitológicos, los artistas se especializaron, pintando obras de tamaño medio, que poco a poco aumentaron de formato, con naturalezas muertas, animales, paisajes y escenas de género. Las figuraciones con los cabinets d'amateurs que nobles y burgueses habían ido reuniendo en sus casas, sobre todo en Amberes y Bruselas, son suficientemente explícitas al respecto, hasta el punto de haber originado un nuevo género pictórico autónomo.Sin duda, el futuro de esta pintura hubiera sido otro sin Rubens, cuyo arte -tras su viaje a Italia- revolucionó el panorama artístico de Flandes. Mientras la mayoría de los pintores de edad procuró adaptarse, los artistas jóvenes se convirtieron en sus colaboradores, discípulos o epígonos. Aun frenando el desarrollo de todos los géneros autónomos creados por el arte flamenco, según la vía marcada por la tradición pictórica quinientista, Rubens aportó un sentido de unidad y de opulenta suntuosidad al ya ordenado y enciclopédico muestrario que eran las preciosistas descripciones de sus paisanos, hasta su total reconversión barroca. Deudores de su manera o subordinados a su labor, los especialistas trabajaron al socaire de sus ideas, sumando a sus composiciones un objeto accesorio, un paisaje o un fondo decorativo, limitados siempre por el tema y la forma del cuadro inventado por él.A este sistema de trabajo y a su técnica se acercó Frans Snyders (Amberes, 1579-1657), el gran maestro flamenco de la naturaleza muerta y de los animales, los géneros más solicitados como ornato doméstico por la clientela burguesa de Flandes. Si Van Dyck supo librarse de la férula rubeniana, gracias a su estancia italiana, Snyders (de la misma generación que Rubens, de quien fue amigo y colaborador) no lo logró.Más que su paso por Italia (1608-09), fue Rubens quien le insufló esa amplitud de visión y ese tono heroico propios del Barroco que presiden sus complacientes exposiciones, hasta el punto de aumentar su formato y dimensiones monumentales, más acordes con sus montañas de animales y vituallas. En su larga carrera, colaboró con Rubens y otros maestros (Jordaens, por ejemplo) para completar con frutas, hortalizas, venados o aves algunos cuadros con figuras, de tamaño natural. Pero Snyders no se contentó con aportar a otros su virtuosista concurso y creó escenas de mercado (Pescados, San Petersburgo, Ermitage) y prodigiosas cocinas (La frutera), dinámicas y dramáticas cacerías en las que, a pesar del ascendiente rubeniano, fijó un tipo de escenas de caza en las que los animales son los únicos protagonistas del cuadro (Jabalí acosado) y originales asambleas de animales (Concierto de aves, todas en Madrid, Prado), que le valieron el título de pintor de la corte archiducal y le granjearon una justificada notoriedad.Lejos del estilo heroico de Snyders, aunque resolvió los temas de un modo análogo, su continuador Jan Fyt (Amberes, 1611-1661) dio a sus agolpadas naturalezas muertas -animadas por la presencia de animales vivos-, una mayor elegancia, uniendo a su capacidad de observación una composición más ágil y un colorido más cálido (Bodegón con un perro y un gato, Madrid, Prado). Si P. Boel (Amberes, 1622-París, 1674) fue el imitador de Fyt en sus bodegones y cacerías, Paul de Vos (Buls, 1595-Amberes, 1678) lo fue de Snyders, su cuñado y maestro, al que igualó en calidad y superó en dinamismo barroco, en especial en sus fogosas y majestuosas escenas de caza (Cacería de corzos) y en sus figuraciones de antiguas fábulas (El perro y la picaza, ambas obras en Madrid, Prado).Frente a la opulencia espectacular de las naturalezas muertas en la línea de Snyders o Fyts, la pintura flamenca continuó la tendencia más tradicional de arcaizante intimismo, en la que hasta se mantuvo el formato adecuado reducido, que está representada por los bodegones (Madrid, Prado) de O. Boert (Amberes, hacia 1580-1659) y J. Van Es(¿.?-Amberes, 1666), que tienen gusto, descriptivo y ejecución minuciosa.Partiendo de las lecciones de Brueghel de Velours, la pintura de flores, como género tangencial de la naturaleza muerta flamenca, halló su pleno desarrollo en el jesuita Daniel Seghers (Amberes, 1590-1661), capaz de entretejer maravillosas guirnaldas de flores, organizadas a partir de gruesos ramos, unidos por ramas de hiedra, en torno a una gran cartela de piedra tallada, en la que otro artista (Schut, Quellyn o el mismo Rubens) pintaba un relieve con un tema religioso en trompe l'oeil (Guirnalda con san Francisco Javier, Madrid, Prado). Su técnica delicada y minuciosa, y la grandeza de su concepción, le granjearon un gran aprecio entre la nobleza y la alta burguesía, tanto católica como protestante, siendo reiteradamente invitado a La Haya, aunque en vano, por el estatúder de Holanda, Federico Enrique de Nassau, para que completara la decoración de la Ruis ten Bosch, al tiempo que Jordaens pintaba el gigantesco Triunfo, a la antigua, de los Orange.Otro timbre de gloria de los pintores flamencos fue haber dado el tono al paisaje como género independiente (o integrando una escena de género, una batalla o una vista topográfica, y derivándolo hacia otros subgéneros, como las marinas y las perspectivas). Al inicio del siglo, refirieron su- inspiración a los modelos quinientistas de Patinir con las vistas alpinas, un poco fantásticas, de Joos de Momper (Amberes, 1564-1635). Participando de la plena corriente barroca, mientras los paisajes de Rubens llegan a una concepción monumental y dinámica, sus contemporáneos sólo buscaron el efecto decorativo, sin pretender dar una interpretación personal de la naturaleza, como les sucedió a sus colaboradores J. Wildens (Amberes, 1586-1654) L. van Uden (Amberes, 1595-h. 1672, que también colaboró con Teniers, como lo haría J. d'Arthois (Bruselas, 1613-1686).Punto y aparte, por sus lejanías imprecisas y evocadoras, son los pocos paisajes conocidos de Adriaen Brouwer (Oudenarde, 1605-Amberes, 1638), que destacan por la desenvoltura de su pincelada y su atmósfera cargada (Paisaje crepuscular, París, Louvre). Sin embargo, Brouwer es mucho más conocido por su ligazón temática con la tradición de Pieter Brueghel, al mezclar escenas campesinas y paisajes, aunque se aleja de ella por no dar lecciones de moral ni de crítica social, que subyacen, sin embargo, bajo su poesía. Pintor de escenas de género popular, escogió conscientemente a sus personajes entre las clases sociales más pobres, para hacerles vivir como bestias en unos ambientes miserables y rústicos, subrayando amargamente los tipos humanos (Fumador, París, Louvre) y describiendo grotescamente las escenas (Jugadores de cartas, Munich, Alte Pinacothek).Pintor ecléctico, perteneciente a la tradición virtuosista de los cuadros de gabinete en la línea de F. Francken el Joven (Amberes, 1581-1642), David Teniers el Joven (Amberes, 1610-Bruselas, 1690) se dejó influir profundamente por la pintura de género de Brouwer, aunque sus escenas costumbristas y campesinas en ambientes de taberna o de fiesta (Madrid, Prado) carecen del agudo análisis psicológico y del sórdido sentido crítico de su predecesor. Más burgués, casi un cortesano -fue proveedor y conservador de la galería de pinturas del gobernador de Flandes, el archiduque Leopoldo Guillermo de Austria-, sus escenas de género son más amables y su narración de la realidad está animada por una cadencia mucho más pintoresca.